Durante el último tiempo hemos vivido una verdadera revolución feminista en Chile y en otros lugares del mundo. Esta vez, sus protagonistas han sido principalmente niñas y jóvenes, nacidas en democracia, quienes oyeron a diario el discurso de los derechos y la libertad, quizás por eso, se han atrevido a denunciar con fuerza que la igualdad de género está lejos de cumplirse en una cultura patriarcal donde el cuerpo femenino sigue siendo un campo de poder en disputa: usado como moneda de cambio en la publicidad; ubicado en el centro de continuos debates morales y estéticos; víctima de acoso callejero y despreciado simbólicamente en los chistes o comentarios machistas. Así las cosas, el cuerpo femenino se ha transformado en uno de los espacios más politizados de hoy en día.